Cereales, frutas, ácido, dulce, amargo, crujiente, suave, saludable… Múltiples son las palabras que son atribuidas a un alimento. Sin embargo en el día a día ciertas palabras se priorizan sobre otras para explicar las sensaciones que genera alimentarse.
«Está rico» o «Delicioso» son palabras que resumen la experiencia alimentaria. Detrás de ellas se esconden una serie de percepciones que pasan en algunos casos inadvertidas por el objetivo de disminuir o eliminar la sensación de hambre. Si bien alimentarse es una actividad cotidiana, el ensayar los alimentos conscientemente con todos los sentidos permite redescubrir una serie de sabores, texturas, sonidos y temperaturas que se experimentan por primera vez en la niñez.
Este enfoque busca disfrutar los alimentos en el momento más importante de la vida, el ahora. Sin preocupaciones por el futuro o el pasado, es decir, sin estrés. Da la oportunidad de redescubrir lo que se come e inclusive lo que se prepara. Al analizar los alimentos, la singularidad de cada uno se presenta majestuosamente ante nuestros sentidos, demostrando sus características únicas. Ninguna uva es igual a otra.
Disfrutar los momentos de alimentación y lo que se consume, puede convertir un hábito en una experiencia innovadora y placentera. No tiene que ser una preparación compleja, pues lo natural tiene características propias que valen la pena disfrutar.
En resumen, redescubrir los alimentos de manera consciente es una oportunidad de gozar el presente, dejando de lado los problemas y el estrés.
Te invito a…
Analizar un alimento y en un papel escribir la mayor cantidad de palabras posibles para describirlo.
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