La recompensa más grande de cada día

Cada segundo es tan preciado como tú quieras verlo. Esto es lo que he aprendido en los últimos 3 años. Una frase que antes no significaba nada debido a diversas actividades que enceguecían mi vida y construían una rutina un tanto abrumadora.

Saber disfrutar el tiempo es un aspecto que ha tomado mucha relevancia y que valoro aún más después de comenzar el camino de la agricultura orgánica. Antes, una naranja, un aguacate, una rama de cilantro entre otros alimentos eran fácilmente accesibles y representaban para mí un recurso de nutrientes que favorecería la salud mi cuerpo. Aunque estudié nutrición, desconocía el trabajo y tiempo que se requiere para que la naturaleza sea capaz de crear nuestras “herramientas de trabajo”, los alimentos.

Hace poco y gracias a un viaje que realicé, empecé a interesarme un poco más en la agricultura tanto urbana como rural. Fue tal el deseo que comencé a desarrollar poco a poco una huerta con los conocimientos técnicos en nutrición y lo aprendido autónomamente y vivencialmente. Debo admitir que ha habido muchas sorpresas en el camino. Actualmente ha sido una experiencia de aprendizaje enorme, que me ha permitido valorar los alimentos que tenemos a nuestro alcance.

Germinados

Germinados

 Aprender una planta de aguacate puede dar su primer fruto después de 5 años fue revelador y darme cuenta de lo difícil que es mantener las plantas y sus frutos en buen estado ha sido aún más interesante.  Realmente, lograr conseguir una sola fruta de “calidad” y “Lista para el consumo” es un trabajo especializado que debemos valorar y agradecer cada vez que tenemos la oportunidad de alimentarnos.

En la actualidad, aprecio mucho cuando la naturaleza nos ofrece la cosecha de frutas y verduras. Es maravilloso saber que ella es tan organizada y toma su tiempo para hacer las cosas. Para mí es muy gratificante comer un fruto recién bajado del árbol o cuando  logro elaborar una receta a partir de aquellos alimentos que cosechamos cómo lo fué la crema de chachafruto.

Estas son la clase de recompensas que recibimos cada día. Tener la oportunidad de cocinar con el romero recién cortado, preparar un sándwich con perejil fresco, elaborar una ensalada de la huerta o preparar un jugo de frutas recién bajadas del árbol es una de las recompensas más grandes de cada día. Es una experiencia que podemos vivir tanto en la ciudad como en el campo y solo requiere de voluntad.

Espero que este testimonio sea inspirador para ustedes y los invito a reforzar el vínculo con la naturaleza y participen de esta maravillosa experiencia de agricultura.

El Reto:

Sembrar una planta de romero, albahaca o rúgula en su hogar… disponga de ellas para la elaboración de nuevas recetas o complementar su alimentación.

Si están interesados en la agricultura urbana pueden comunicarse con el Jardín Botánico de Bogotá, el cúal dicta mensualmente capacitaciones en este tema.

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