Probar dos veces es mejor que una

Hace un mes tuve la oportunidad de conocer la ciudad de Palmira. Me pareció una ciudad muy linda y tranquila. Su gente es muy amable. Con una temperatura cálida pero no sofocante, es muy rico caminar por sus calles.

Me fui a conocer. Lo único importante que llevé fue la ignorancia del viajero. Quería perderme y conocer la ciudad de Palmira.

Viajé con unos amigos, quienes sabían medianamente que iríamos a encontrar.

Bueno… llegamos, nos instalamos y fuimos a la alcaldía a hablar con el director de turismo, quién nos indicó los atractivos turísticos de la zona. Dentro de ellos la gastronomía.

Nos comentaban que existían preparaciones “típicas” o representativas como: La gallina sudada, el cholao, la lulada y el aborrajado.

De los cuatro el aborrajado fue el que más me llamo la atención.

Tuve la oportunidad de probar el aborrajado en dos momentos. La primera vez, lo compré en una tienda cerca a un destino turístico… “Hacienda el paraíso”, una hacienda ubicada a 30 minutos de Palmira. Esta hacienda, ayudó a inspirar y crear la obra “María” de Jorge Isaacs. El resto no se los cuento para que la visiten, es un lugar de “fantasia”.

El aborrajado, lo conocí allí. Un plátano hartón maduro, relleno de queso (no sé cuál queso), remojado en una masa y finalmente frito. Cuando lo probé, no me pareció tan bueno. La señora no me lo vendió recién hecho, estaba un poco frío. Era como comer un plátano hartón maduro frito. La verdad esperaba más del famoso aborrajado…

Sin embargo, decidí darle una segunda oportunidad. Al día siguiente, en otra tienda ubicada ya en la ciudad de Palmira, volví a pedir otro. Eran cerca de las 8:30am y estaban terminando de preparar algunos aborrajados. Así que compré uno.

Cuando lo probé, que delicia. Fue muy diferente el sabor del segundo aborrajado comparado con el primero. El segundo como estaba caliente, el queso se derritió… el sabor dulce del plátano contrastaba con el sabor ligeramente salado del queso y la harina le daba una textura como de chicle a la cual por cada mordisco te daba sabor. ¡Qué diferencia!

Afortunadamente, lo volví a probar. Si solo me hubiera quedado con la primera impresión, creo que tendría la equivocada.

Desde hace un mes quería escribir esto. Mi recomendación y la experiencia que tuve me enseño que cuando se trata de comidas especiales, representativas o típicas de una región, es mejor probar dos veces que una sola. La razón, puede que bajo la misma preparación existan muchas recetas y el sabor cambie, así como el momento en que lo coma. Por ello, no se limite en probar solo una vez… Deguste cuantas veces pueda nuestra gastronomía.

*** Me pudo haber pasado lo contrario, probar primero el recién hecho y luego el otro… pero, al menos ya sé donde comerme un sabroso aborrajado***

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