Alimentarse es una actividad que se realiza diariamente. No se trata únicamente de “comer cuando se tiene hambre” o de “comer lo primero que se encuentre”, requiere de un entrenamiento mental que comienza desde niños y se va construyendo a lo largo de la vida.
Desde niños, son los padres o cuidadores quienes invitan a participar al infante de una cultura alimentaria propia de cada región, incluso de cada familia o persona. Desde la lactancia materna, la inclusión de nuevos alimentos y texturas y la preferencia o no frente a ciertos tipos de alimentos o preparaciones, crean en la mente y en el paladar una noción de aquello que se conoce como alimentación.
Esta alimentación cultural tiene sus propios mitos, recetas saludables, alimentos restringidos o permitidos, alimentos o recetas para eventos, en fin…, toda una gran riqueza de cultura alimentaria. Gracias a ello se construyen las bases de lo que para ese grupo cultural o familiar se concibe como una “alimentación saludable”.
El tiempo permite tener diferentes puntos de vista que enriquecen y generan debate frente a las ideas previamente construidas. La información e ideas existentes en Internet, las redes sociales, los libros de nutrición, los viajes, las dietas, los libros de recetas y la llegada de nuevos alimentos al mercado, entre otros, son oportunidades que permiten confrontar ese conocimiento previo y complementarlo. En consecuencia, se expande la perspectiva alimentaria de cada persona.
Sin embargo, a pesar de los aportes del medio a la cultura alimentaria individual, al final es cada individuo quien toma los alimentos o recetas que agraden a su paladar y en ciertos casos que también favorezcan su salud. Esto requiere ser consciente del cuerpo y sus necesidades y de un plan de alimentación que permita disfrutar y compartir con otras personas.
Por ello, alimentarse saludablemente precisa de un análisis individual de muchos factores. La cultura, la familia, los hábitos, los gustos y preferencias, estar de acuerdo o no en incluir un alimento en su alimentación, entre otros, hacen que el significado más preciso de alimentarse saludablemente sea prácticamente personal. Las Guías alimentarias Basadas en Alimentos del 2015 elaboradas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar – ICBF (1), permiten conocer las bases de una alimentación saludable. Es importante aprovechar estos recursos y así mismo continuar con la búsqueda y complementación de información.
Aprender a alimentarse saludablemente requiere de esfuerzo. No existen recetas milagrosas, alimentos malos o buenos o una alimentación que sea para todas las personas. Saber elegir los alimentos para favorecer una alimentación saludable precisa de educación y conciencia alimentaria. Un proceso que se da con el tiempo y la asesoría profesional.
Para adicionar…
El término alimentación saludable se ha definido principalmente desde un punto de vista físico en donde la alimentación cubre con las necesidades de calorías, nutrientes y agua que requiere una persona para mantener su salud (2).
Por otro lado, Serge Hercberg en una entrevista en el 2014, explicó que comer bien está asociado al placer y la salud. El placer del acto alimentario: compartir y convivir. Desde mi punto de vista es importante incluir el componente de placer en una alimentación saludable, entendiendo que la alimentación también comprende los gustos y preferencias, la cultura y un ámbito social y no es únicamente físico.
Referencias
ICBF. Educación en alimentación y nutrición. http://www.icbf.gov.co/portal/page/portal/PortalICBF/bienestar/nutricion/educacion. (Revisado el 30 de Octubre de 2017).
Adaptado de: FAO/OMS. Alimentación y nutrición saludable en la familia. http://www.fao.org/fileadmin/user_upload/red-icean/docs/GABAs-COLOMBIA.pdf Diapositiva 3 (Revisado el 10 de Octubre de 2017).